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HISTORIA DEL RELOJ DE LA TORRE DE SANTA MARÍA DE SANLÚCAR LA MAYOR (SEVILLA)
En el año 1936 entró mi padre, José Colorado Arnau, de conserje en el grupo escolar (hoy en día colegio San Eustaquio) y como complemento le dieron el cargo de mantenimiento del reloj de la torre, puesto que estaba contratado por el Ayuntamiento de Sanlúcar la Mayor.
Aquel reloj llevaba algún tiempo sin funcionar y él hizo que funcionara porque era un manitas. El reloj, que no era el actual, era antiquísimo y enorme, apenas cabía en el cuarto del reloj. Tenía dos carretes con manivelas manuales, había que ir dándole vueltas a los carretes para que se enrollaran en ellos unas sogas de cáñamo que sujetaban las pesas (que eran piezas de gran peso, unos 3.000 kg).
Un mecanismo servía para que el reloj diera las campanadas, y el otro hacía funcionar la máquina del reloj bajando poco a poco la piedra por el interior de la torre hasta llegar al suelo, a la base de la torre. La cuerda duraba na semana en bajar desde arriba a abajo. La máquina del reloj tenía todas las piezas y engranajes de bronce, la esfera era de madera forrada con chapa de cinc y los números romanos. La campana del reloj estaba colocada arriba en el chapitel de la torre (alcuza de los jarrillos), fuera del cuerpo de campanas.
Yo, Manuel Colorado Morales, ya subía por aquellas fechas con 8 años de edad con mi padre para ayudarle a subir las pesas hasta que dejó el reloj en 1960, estuvo 24 años.
Ya en el año 1961 se cambia este antiguo reloj por uno nuevo que lo compra el ayuntamiento, siendo alcalde D. Lázaro Rodríguez. Fue fabricado en los talleres Cronos, en Roquetas (Tarragona), con piezas suizas-francesas y automático, sube las pesas con un motorcito eléctrico. Este reloj es de un tamaño mucho más pequeño que el antiguo, también se le puede dar cuerda manualmente. El viejo se lo llevó el relojero con piezas y todo…
Yo ayudé al relojero a montarlo, y se le hizo el soporte de madera donde se ubica (que por cierto esta madera procede de la viga del aceite de Góngora).
Ya cuenta con 54 años y funciona a las mil maravillas, se le puso un transformador y unos platinos para adecuarlo. Esta es una ocupación y responsabilidad que se hacía por amor al arte, sin cobrar nada, hasta que entró de alcalde D. José Luis Morillo, que creyó oportuno darme una pequeña cantidad a modo de gratificación por este cometido. Yo nunca se lo pedí, salió de él.
Con motivo de la última obra de restauración de la iglesia, se acordó bajar la campaña que marca las horas al campanario, colocándola en la esquina que mira para el casino, muy bien ubicada. Intervino en su reubicación en este sitio el buen maestro herrero Pepe Castaño, y con la ayuda del gato de la furgoneta la pusimos a la altura que merecía.
Ya por esas fechas, mi hijo, Eustaquio Colorado Castaño, estaba conmigo también al cuidado del reloj. Yo he subido hasta el día 11-11-2011, durante 74 años de mis 86 actuales, y ahora sube mi hijo Eustaquio a limpiarlo, engrasarlo, ponerlo en hora, cambiar la hora, pintar los números, luces, etc… Todo el mantenimiento que el reloj necesita y merece.
Manuel Colorado Morales, Sanlúcar la Mayor, Marzo 2015.

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